amor y lógica (2)

Cómo tener control dando opciones

Presentación: Prezi

Lección: Formato pdf

Cuestionario: Formato pdf

Cuaderno con respuestas

¿Qué siente cuando su hijo abiertamente te ignora? Todos esos sentimientos son asunto del control, y es normal que los padres queramos tener control de nuestros hijos. Queremos que hagan lo que queremos y en el momento en que lo queramos.  Con frecuencia los chicos se resisten con pasión y nos vemos de repente metidos en una lucha por el control de grandes proporciones.  Vea aquí un ejemplo un poco extremo. 

¿Qué debemos hacer cuando le pedimos a la chica varias veces que pase a comer y no lo hace? ¿Cómo crees que reaccionaría ella si simplemente vas a donde está y le susurras al oído: «Vamos a estar comiendo en la mesa por los próximos veinte minutos. Nos gustaría mucho que nos acompañaras porque nos encanta comer contigo. Ojalá te sientes con nosotros; pero si no, pues ya tendremos la oportunidad de nuevo mañana al desayuno.» 

El control es un fenómeno interesante: Entre más damos, más ganamos. Los padres que a toda costa quieren forzar su control sobre sus hijos (papás y mamás sargento) terminan perdiéndolo. Debemos establecer límites, pero luego debemos darle control a los chicos para que actúen dentro de dichos límites. Debemos permitir que los hijos ejerzan por sí mismos cierto control sobre su vida, para que aprendan responsabilidad e independencia. Pero no debemos darles más control del que pueden tener sin que con ello se volvían insoportables o pongan en riesgo su propia seguridad. El control representa poder, y los chicos siempre quieren más. 

¿Cuánto control debemos darles a nuestros hijos? Los psicólogos nos dicen que la gente compara el control que tienen solo en relación con el control que antes tenían, no con cierto control que suponen que deberían tener. Cuando las personas sienten que tienen más control del que antes tenían están satisfechas. Así que los chicos a quienes sus padres les van soltando poco a poco más control  generalmente se sienten satisfechos porque van teniendo más control que en el pasado. 

Empiece a darles control en pequeñas dosis cuando están chiquitos. Por ejemplo, cuando el niño está tomando un baño en la tina, le puedes preguntar: «¿Quieres salirte ya de la tina o quieres quedarte cinco minutos más? Nosotros no necesitamos control sobre esos cinco minutos y los niños necesitan sentir que tienen cierto control. Pero no debemos darles mucho control a una temprana edad, porque entonces se vuelven tiranos y pretenden controlar a sus padres con lloriqueos y pataletas. Lamentablemente esto los llevará a vivir una vida infeliz cuando sean mayores.

Ganando las batallas posibles por medio de opciones.

No podemos hacer que los bebés hablen en un instante, ni que coman cualquier cosa que les pongamos en frente, ni que usen el inodoro cuando lo necesiten. Simplemente les damos el ejemplo y les enseñamos.  Si constantemente estamos demandándoles cosas y dándoles órdenes, estaremos incitándolos a pelear y eventualmente vamos a perder. 

El secreto para establecer el control es concentrarnos en las batallas que sabemos que podemos ganar.  Esto significa que tenemos que escoger con cuidado nuestras batallas.  Debemos escoger aquellas áreas en las cuales tenemos control efectivo sobre nuestros hijos y ofrecerles opciones. No podemos obligar al chico a que coma en la mesa sin jugar con los platos, los cubiertos y la comida. Pero sí podemos controlar que esté o no sentado a la la mesa. No podemos obligar a la chica a que haga una tarea en en tiempo dado, sin hacer una pataleta; pero si podemos controlar el hecho de que coma tan pronto termine la tarea.  No podemos impedir que el chico grite o se porte irrespetuosamente, pero si podemos controlar el hecho de que lo haga en nuestra presencia. 

Las reglas para ganar las batallas sobre el control

  • Evite a toda costa las luchas de poder.
  • Si no hay más remedio que entrar en una batalla por el control, asegúrese de que usted va a ganar. 
  • Escoja el asunto con cuidado. Perdemos las batallas cuando no escogemos bien las áreas de control necesario.

Las batallas por el control se ganan dando opciones. Las opciones cambian completamente la estructura de las batallas por el control. Hacen posible que cedamos el control que no necesitamos y que logremos el control que realmente necesitamos. Cuando les damos opciones a los chicos, no existen demandas en contra de las cuales puedan reaccionar, y podemos establecer el control necesario. 

Una de las razones por las cuales las opciones tienen buenos resultados es porque forzan a los chicos a pensar. Ellos tienen que decidir. Las opciones ofrecen oportunidades para cometer errores y aprender de las consecuencias. Con cada mala elección que hagan ellos viene el castigo, no de nosotros, sino del mundo alrededor de ellos. Así los chicos no se enojan contra nosotros, sino contra ellos mismos. Darles opciones surte efecto porque así no tenemos que enfrentarnos en luchas de poder y fuerza contra nuestros hijos. Finalmente, darlos opciones es una forma de comunicarles a nuestros hijos que confiamos en su capacidad para decidir y aprender de sus propios errores, así se fortalece su estima propia y nuestra relación con ellos. Pero recordemos que sólo podemos darles opciones cuando estamos dispuestos a dejar que ellos enfrenten las consecuencias de tomar malas decisiones. 

Algunos chicos nacen con temperamentos que son menos dados a cooperar que otros. Otros niños, por la forma en que son criados, se van haciendo más y más desafiantes y tercos. Pero sin importar cuál sea el caso, si cambiamos un poco nuestra manera de hablar podemos lograr más cooperación de nuestros hijos, menos peleas, menos pataletas, menos gritos y castigos, menos rabias y más amor. 

No haga cosas que lo lleven a perder. ¿Qué pasa cuando una chica en clase mueve su silla para sentarse junto a otra compañera y la maestro le pide que regrese a su sitio? Puede desatarse una lucha que la maestra no puede ganar. El problema puede terminar con la niña saliendo del salón deshecha en llanto y la intervención de otros profesionales. Por otra parte la maestra puede decirle a la niña algo así como: «¿Podrías hacerme el favor de mover tu asiento de nuevo a su lugar? Si la niña no lo hace, la maestra podría decir: «¿Crees que no cooperar es una buena decisión cuando alguien te pide un favor de buena manera? Hablaremos acerca de esto al final de la clase».  Nadie ha perdido la batalla en este ejemplo. La chica no tiene la oportunidad de desafiar la autoridad de su maestra en frente a toda la clase, y si se necesita tomar alguna acción disciplinaria, puede hacerse en privado.

Este mismo principio lo pueden aplicar los padres. Los niños que se dan cuenta de que pueden desafiar a sus padres se vuelven más inseguros y quieren poner a prueba sus límites con más frecuencia. Cada vez que «se salen con la suya» su respeto por la autoridad de los padres merma. Los chicos que crecen guiados por los principios del amor y la lógica aprenden que cuando cooperan todos salen ganando.  

Los diálogos que estimulan el pensamiento y el mutuo respeto se parecen a lo siguiente:

  • «Te agradecería mucho si sacas la basura antes de acostarte.»
  • «Por favor, reposa en tu cuarto mientras te pasa la rabia.»
  • »¿Puedes venir, por favor.?»
  • »¿Podrías ayudar a tu hermana ahora? Te lo agradecería mucho.»

Piense en lo siguiente. ¿aprenden más los chicos sobre las consecuencias por experiencia propia o dándoles de lecciones al respecto?

Un ejemplo de cómo ganar batallas por control.

¿Qué harías en el siguiente caso? Mario de seis años está con sus padres en un comedero de hamburguesas. Los padres quieren llegar al centro comercial antes de que cierren las tiendas dentro de una hora. Los papás están comiéndose sus hamburguesas mientras que el pequeño Mario bombardea la suya con un avión de papa frita y haciendo globitos con la cocacola. «Apúrate con tu comida», le dice el papá, pero a Mario no le afana nada. El papá le dice a la mamá: «Haz algo con ese niño». Mario sigue sus entretenidos juegos como si nada pasara. El papá le dice: «Mario, te comes tu hamburguesa rápido o si no, verás lo que te va a pasar. Te vamos a dejar aquí solo, para que venga un policía y te lleve a la cárcel. ¿Es eso lo que quieres?» 

Mario, por su parte, seguramente piensa lo siguiente: «Tengo a estos dos adultos totalmente controlados y ni siquiera he abierto mi boca. ¡Qué poder! Controlo el tono de su voz, el color de su cara, y logro que hagan el ridículo delante de toda esta gente. Lo que menos me preocupa en este momento es que un policía me lleve a la cárcel.» 

Los papás de Mario cometieron un terrible error tratando de controlar qué iba a comer Mario y con qué velocidad. Si le hubieran dado opciones hubieran podido lograr el control que necesitaban. Por ejemplo, le hubieran podido decir: «Si quieres jugar con tus papas, no hay ningún problema. Saldremos de aquí en cinco minutos y puedes ir con nosotros satisfecho o con hambre.» Esto lo pueden decir en una forma amable y suave. No pueden hacer que Mario coma rápido, pero sí pueden controlar en cuánto tiempo parte el carro. El problema ahora es de Mario. «¿Me como la hamburguesa a tiempo o me quedo con hambre?»  

La mejor forma que tienen los chicos de controlar a los adultos es frustrándolos. Para un chico jugar a frustrar a un adulto representa un conjunto de emociones tentadoras y fantásticas. Los adultas se enojan cuando se frustran y pierden el control. ¡Nada más atractivo para los niños! Muchos de los chistes y las tiras cómicas de hoy se basan sobre adultos frustrados que pierden el control. Cuando los adultos se frustran dan muestras de fuertes emociones, usualmente ira, y admiten que no tienen control de la situación. La frustración casi siempre indica falta de control  El padre se pone rojo, hace ruido, se agita y le da el control al chico. ¿Qué niño no se entretiene con eso?

Al fin de los cinco minutos  El padre puede usar expresiones que incitan la pelea. Puede decir cosas como: «Ahora mismo te vas al carro.» «Ya deje eso ahí y nos vamos». Pero, en vez de esto, puede también usar palabras que incitan a pensar. «Ya pasaron cinco minutos. Nos vamos.» Mario entonces dice: «Pero yo no he terminado de comer». El padre dice: «Bueno, Mario, ¿quieres ir al carro caminando o quieres que te lleve cargado?» Probablemente el papá va a tener que llevar a Mario cargado y salir del restaurante con un niño gritando. No hay problema. El punto era que en cinco minutos tenían que salir. Al fin de cuentas, esa no sería la primera vez que la gente vería a un padre salir con un niño haciendo una pataleta de un restaurante. Parte de ser padre es lidiar con un niño difícil en un lugar público. 

Para que Mario puede aprender positivamente del incidente, los padres tienen que quedarse callados. Ahorrarse las palabras para algún otro momento mejor. La única oportunidad para razonar con un chico es cuando ambos están de buen humor. Cuando queremos forzar las lecciones sobre consecuencias con nuestros discursos, le restamos valor a lo que pueden aprender de la consecuencia misma. Deja que las consecuencias enseñen las lecciones. El papá simplemente lleva a Mario al carro y amablemente lo pone en su asiento sin decir nada. En algún momento más tarde Mario dirá: «Tengo hambre». El padre deberá evitar darle un discurso al niño sobre los comportamientos y sus circunstancias. Simplemente deberá decirle algo como: «Claro que tienes hambre, Lo siento. Eso me pasa a mí cuando no como. Creo que vas a tener muchas ganas de comerte el desayuno mañana ¿cierto?. No te preocupes. Habrá un buen desayuno». Las consecuencias y el remordimiento son mejores maestros que la ira y las amenazas. 

Escoja sus opciones con cuidado. Muchos padres comenten el error de proponer opciones para las cuales ellos no están listos. Algunas son absurdas. Por ejemplo: «Mario, o te terminas tu comida o te dejamos aquí solo.» Mario sabe bien que la segunda opción es absurda.

Los padres deben ofrecer opciones verdaderas, no amenazas.

  • ¿Quieres limpiar tu cuarto en la mañana o por la tarde?
  • ¿Quieres recoger tu juguetes o le quieres pagar a alguien para que los recoja?
  • ¿Quieres hacer tus oficios o usar tu dinero para que alguien más los haga por ti?
  • ¿Pueden resolver sus desacuerdos entre ustedes o echar suertes a ver quien se sienta en frente?

Las opciones que se proponen sin amenazas y calmadamente, permiten que los chicos tengan un poco de control sobre su vida, decisiones y problemas. 

Reglas para dar opciones

  • Siempre proponga opciones realistas, con las cuales usted puedas vivir. No proponga una opción que le disgusta, porque el chico generalmente escogerá precisamente esa. 
  • Nunca proponga opciones a menos que esté totalmente dispuesto a dejar que los chicos experimenten las consecuencias de sus elecciones.
  • Nunca proponga opciones que pongan en peligro al chico.

Siempre ofrezca dos opciones verbales, pero deja en claro que hay una tercera opción si el chico no decide por sí mismo. En tal caso usted decidirá por él.

La forma en que presente las opciones es importante. Empieza con cosas como:

  • Con gusto puedes  _____o_____.
  • Siéntente con libertad de _____o_____.
  • ¿Preferirias____ o____?
  • ¿Qué sería mejor para tí,_____ o______?

Tarea (Descargar la Tarea.pdf)

Hay tres reglas para ganar las batallas por el control.

  • Evite las peleas por el control a toda costa.
  • Si usted se mete en una pelea por el control, asegúrese de que ganará a toda costa.
  • Escoja sus batallas cuidadosamente. Si pierde una batalla es porque no escogió el asunto con cuidado. 

Observe lo que pasa en un día común y corriente. ¿Qué batallas puede evitar? ¿Sobre qué asuntos necesita en realidad tener control? ¿Qué puede hacer para asegurarse que gana la batalla?

Cuando haces algún requerimiento para pensar, debe ser algo así como:

  • “Te agradecería que saques la basura antes de cenar, gracias.”
  • Podrías irte a tu cuarto hasta que se te pase el coraje?  Gracias.”
  • “Hola, hazme el favor de venir. Gracias.”
  • “¿Serías tan amable y ayudarías a tu hermana ahora. Te lo agradeceré mucho.”

Practique haciendo algunos requerimientos de esta manera.

Practique la historia del chico que no quería comer en el restaurante. ¿Qué partes de la historia se asemejan a usted y sus hijos? ¿Acostumbra usted dar órdenes en vez de pedir por favor? ¿Es usted lo suficiente fuerte como para mantenerse fuerte y no acceder a lo que los muchachos quieren? ¿Cómo escogen ustedes sus batallas?

¿Recuerda alguna ocasión en la que usted le dio a sus hijos opciones que usted no estaba dispuesto a hacer cumplir? ¿Cuáles son algunos ejemplos de opciones que pueden poner en peligro a los chicos? Planee ofrecer a sus hijos opciones en las que esté implicado que usted tomará una decisión si ellos no lo hacen.

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Resumen del capítulo 3 del libro «Ser padres con amor y lógica» por Foster Cline MD y Jim Fay.

Elaborado por: Dr. Bert Alexander
Traducido por: Henry Roncancio y Gladys Contreras

Presentación en Prezi: Haz clic aquí

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Cuaderno: Respuestas

Hay dos clases de niños en el mundo. Uno se despierta y se mira al espejo y dice: «Me gusta cómo me veo. Apuesto a que a otras personas también les gusto.» El otro se despierta y se mira al espejo y dice «Oh, no, mira qué horror, no me gusta lo que veo. Apuesto a que a otros tampoco les gusto.»

Los chicos con un concepto bajo de sí mismos:

  • Olvidan sus tareas
  • Abusan a otros niños
  • Discuten con los padres y los maestros
  • Roban
  • Se encierran en si mismos cuando las cosas salen mal
  • Son irresponsables al tomar decisiones

Los chicos con un buen concepto de sí mismos:

  • Tienen muchos amigos
  • Hacen sus tareas a tiempo
  • No se menten en muchos problemas en la escuela
  • Asumen responsabilidad en el transcurso de su vida 

EXISTE UNA RELACIÓN DIRECTA ENTRE EL LA ESTIMA PROPIA Y EL RENDIMIENTO EN LA ESCUELA, EL COMPORTAMIENTO EN EL EL HOGAR, O EN EL PATIO DE RECREO. Queremos darle a nuestros niños la posibilidad de desarrollar una estima propia positiva: con un amor lo suficientemente fuerte para permitirles que fracasen; con un amor lo suficientemente fuerte como para permitir que las consecuencias de sus acciones les enseñen responsabilidad, y con un amor lo suficientemente grande para celebrar con ellos sus triunfos. La estima propia de nuestros niños crecerá cada vez que sobrevivan por sus propios medios.  

“Soy lo que creo que tú crees que soy.”

Muchos padres no les dan a sus hijos la oportunidad de construir una imagen propia positiva porque se enfocan en las debilidades de los chicos. Cada vez que hablan con ellos es sobre lo malo que el niño está haciendo o lo que no puede hacer o terminar. El padre sermonea a niño constantemente acerca de estas casas negativas y perjudica su autoestima. Los padres que se concentran en los puntos fuertes del niño fomentan regularmente una responsabilidad creciente. En lugar de que los niños lleguen a ser lo que podrían ser o incluso lo que creen que podrían ser, se convierten en lo que ellos creen que nosotros pensamos que son. En otras palabras, a través de nuestras acciones, es cómo podemos fomentar y mostrar ejemplos, además de lo que les decimos a nuestros hijos para ayudarlos a formar su propia estima. Si les decimos cosas como: "Te lo he dicho mil veces…" les estamos diciendo en realidad: "Eres un tonto."

Cuando les damos ordenes, les enviamos mensajes que deterioran su estima propia, porque en realidad les estamos diciendo:

  • “No eres capaz de seguir sugerencias.”
  • “No eres capaz de resolver tus cosas por ti mismo.”
  • “Siempre otros tienen que decirte qué hacer.”

La mesa de tres patas para la construcción de la estima propia

El concepto que nuestros niños tienen de sí se podría comparar a una mesa de tres patas. Si alguna de las patas es débil, la mesa se ladea o se tambalea. Esta mesa se construye a través de los mensajes implícitos que damos, los cuales construyen o destruyen.  

Soporte Uno: Soy amado por la “gente mágica” en mi vida.

Todos queremos ser amados incondicionalmente. El amor genuino se debe demostrar, independientemente de sus logros, mas no de las acciones. Algunos padres incluso llegan a negar su amor a sus hijos como una forma de manipularlos a obedecer. Otras veces, los padres son tan estrictos que le dan la impresión a sus hijos de que no los «aguantan» o que no los amarán hasta que mejore su comportamiento. La interacción entre padres e hijos es mucho más importante que los éxitos del chico o sus fracasos. 

Soporte Dos: Tengo las destrezas necesarias para tener éxito.

Los padres deben reforzar constantemente la idea de que los chicos tienen las habilidades normales como cualquiera de su edad para tener éxito. Los niños necesitan saber que poseen las características y destrezas que necesitan para tener éxito. Estas habilidades se aprenden a través del buen ejemplo de los padres. Los padres que se centran en los resultados finales y no en el proceso de aprendizaje terminan criando niños con una imagen negativa de sus habilidades.

 Soporte Tres: Puedo hacerme cargo de mi vida.

Los niños que tienen esa «pequeña voz en su cabeza» diciéndole constantemente que sí son capaces tienen mucho más éxito. Aunque los niños nacen con un gran valor para asumir control de sus propias vidas y tomar las decisiones necesarias, no tienen mucha experiencia sobre la cual basar sus decisiones. Por eso toman toman muchas veces decisiones incorrectas y tienen que aprender con la experiencia y las consecuencias de la vida, cómo tomar mejores decisiones.

¿En qué se distinguen la adulación y el ánimo?

Todos los padres quieren que sus hijos a desarrollen una imagen positiva de sí solos, y todos los padres saben que para desarrollar una imagen positiva de sí, uno tiene que poder sentirse bien de sus logros. Sin embargo, los falsos elogios casi siempre conducen a la falta de respeto por sí mismo. Irónicamente, cuando los niños tienen una baja imagen de sí, alabarlos casi siempre causa que se porten mal. La alabanza no es mala del todo. El problema es que tiende a enfatizar la evaluación externa, la alegría de otros, y no siembra ningún pensamiento propio positivo real.  

Los niños podrán sacar más provecho tomando decisiones por sí mismos, incluso decisiones equivocadas, que las ventajas que puedan tener cuando los padres tomen las decisiones por ellos. Los niños sacan el máximo provecho de lo que logran hacer por sí mismos. Si no dejamos que nuestros niños luchan por obtener algo que desean, o resuelvan ellos mismos un problema que tengan, cuando las cosas se pongan difíciles más adelante en la vida, no se volverán persistentes y fuertes de repente, sino que van a sentirse derrotados al instante. Aprendemos más al luchar con las cosas difíciles que cuando otros nos resuelven todos nuestros problemas. El modelo para la construcción de la autoestima y la confianza en sí mismos es el siguiente:

  • El chico se arriesga y trata de hacer algo que cree que puede hacer.
  • Lucha en el proceso tratando de hacer lo que quiere para lograr sus objetivos.
  • Después de un tiempo logra lo que se propuso. 
  • Tiene la oportunidad de reflexionar sobre lo que hizo y decir: «¡Vean lo que hice!»

Al permitir que nuestros niños se abran camino a través de la los problemas difíciles según su edad, cuando sean jóvenes, estamos eatarán mejor preparados para enfrentar de manera efectiva las cosas verdaderamente difíciles en su camino.  

¡Si tú estás contento, ellos están contentos!

¿Te das cuenta que los niños aprenden casi todas las actividades interpersonales del ejemplo? ¡Nosotros somos sus modelos primarios como padres! La forma en que manejamos nuestras peleas, la frustración, la resolución de problemas, el llevarse bien con otras personas, el lenguaje, la postura. Todo lo aprenden observando a la gente grande en su vidas. La clave para ser un buen ejemplo es modelar siempre un comportamiento responsable, adulto, sano, teniendo buen cuidado de mí mismo, personalmente. Queremos sentirnos bien y queremos que nuestros niños se sientan bien, y así vamos a modelar el cuidado de nosotros mismos de una manera agradable y saludable.

Queremos hacer cosas por nuestros hijos, pero es una calle de dos vías. Nos unimos a sus actividades porque queremos estar con ellos. Deseamos que sobresalgan en algo para lo cual tienen pasión, pero esto también se refleja en nosotros positivamente. Cuando se trata de una calle de un solo sentido, lo hacemos por ellos, sin que el niño no sienta ninguna necesidad de recompensar el padre o de realizar las cosas que agraden a los padres. El niño toma y da a los padres. Con Amor y Lógica el padre podría decir: "Yo sé que quieres que participe en esta actividad en particular, pero últimamente mi las cosas que he estado haciendo por ti no me han traído ningún beneficio personal. Por lo tanto, voy a pasar esta vez." Este padre criará hijos respetuosos, que saben también cómo cuidar de sí mismos.

TAREA

  • Piensa en lo que has hecho la semana pasada al tratar a los chicos. ¿Has fomentado una estima propia saludable o pobre? ¿Los has criticado por no hacer las tareas o los has estimulado a hacerlas y los has reconocido cuando las han hecho?
  • Sabiendo que el desempeño de los chicos en la clase, la casa y el recreo está muy relacionado con el concepto que tienen de sí mismos ¿qué estás haciendo para que tus hijos se sientan competentes y positivos?
  • «Soy lo que creo que crees que soy.» ¿Qué imagen perciben sus hijos de usted? ¿Los alienta o se concentras en sus fallas y debilidades? Cuando les pide que hagan algo ¿reconoce sus esfuerzos o critica sus fallas?
  • ¿Qué mensajes está dándole a sus hijos? ¿Cómo estos mensajes están determinando lo que ellos son y pueden llegar a ser?
  • Los chicos no mejoran hasta que no estén convencidos, fuera de toda duda, de que son suficientemente valiosos para contar con nuestro amor incondicional. ¿Algunas veces tendrán sus hijos la impresión de que usted los querría más si fueran más aplicados, obedientes, inteligentes u ordenados? Recuerde que ellos necesitan que las «personas mágicas» en su vida los amen y los acepten en la familia incondicionalmente.
  • ¿Les afirma usted a sus hijos que tienen la habilidad para triunfar en la vida? Cuando nos enfocamos en los resultados en vez de en el proceso de aprendizaje podemos fomentar una imagen personal negativa en nuestros hijos. ¿Le sucede a veces que usted le quita tareas a sus hijos que ellos pueden hacer para hacerlas usted misma, porque usted quiere mejores y más rápidos resultados?
  • Los chicos que no han tenido la oportunidad de aprender a prueba y error tienen la tendencia de no saber cómo tomar decisiones y por consiguiente toman malas decisiones como adolescentes y adultos.
  • ¿Cuál es la diferencia entre el halago y la afirmación? El halago busca producir sentimientos positivos de afuera hacia adentro, la afirmación busca producir sentimientos positivos desde adentro de chico. La lisonja afirma cosas. La afirmación hace preguntas. V.g. «¡Qué buen trabajo hiciste!» en vez de ¿Qué piensas del trabajo que hiciste? ¿Cómo hiciste eso?. La adulación emite un juicio. La afirmación, no. 
  • Recuerda que los chicos aprenderán más tomando decisiones por sí mismos aunque cometan errores, que siguiendo al pie de la letra las decisiones que los padres tomen por ellos.
  • El proceso para la formación de una buena estima propia consiste en los siguientes pasos:
    • Los chicos toman el riesgo de hacer algo que es difícil o piensan que no pueden hacer.
    • Luchan un tiempo para hacer lo que se han propuesto hacer
    • Después de un tiempo logran realizar que que se propusieron
    • Tienen la oportunidad e reflexionar sobre sus logros y decir: «¡Mira lo que hice!»
  • Permita que sus hijos luchen tratando de lograr metas apropiadas para su edad y así estarán mejor preparados para luchar cuando vengan situaciones más difíciles.
  • Los chicos aprenden más del ejemplo y nosotros somos sus principales ejemplos. ¿Qué pueden ver ellos en usted? ¿Cómo resuelve los problemas, las frustraciones, el estrés, los pleitos o conflictos? ¿Cómo se lleva usted con los demás? ¿Que posturas adopta? ¿Se cuida a sí mismo y procura su propio bienestar y felicidad?
  • ¿Qué palabras o frenes negativas dicen sus hijos que son «una copia» de lo que usted dice? ¿Dice usted palabra ofensivas como «estúpido»? ¿Respeta usted a otras personas con autoridad? ¿Menosprecia usted a otras personas que tienen influencia sobre sus hijos tales como maestros, ayudantes, trabajadores sociales, etc.?
  • Durante esta semana encuentre pequeños detalles en la vida de sus hijos que usted pueda usar para hacerlos sentir bien. No los alabe, sino trate de estimularlos con preguntas como: «¿Cómo te sientes con los restados de tu trabajo? ¿Cómo descubriste la respuesta? ¿Cómo puedes colorear dentro de las líneas? ¿Cuál es tu próxima meta?»
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