el arte de ser padres (2)

Empatía con consecuencias

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Preparado por Dr. Bert Alexander

Traducción y Prezi por Henry Roncancio

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Presentación Prezi

Cuaderno con respuestas

¿Qué harías en la siguiente situación? Imagínate que tienes un hijo que  se rehusa a irse a dormir a tiempo. Lo regañas y los amenazas, pero entre más lo presionas más se demora para irse a la cama. Sabes que necesita dormir. Sabes que si no duerme lo suficiente, no podrá desempeñarse bien al día siguiente. Pero aún a pesar de todos los regaños, que has dado sus nalgadas, que les has quitado privilegios, nada parece motivarlo a cumplir con tu deseo. 

He aquí una gran verdad. Te vas a sorprender. Uno no puede hacer que un niño se duerma. Que tal si le dices al chico: "Siento mucho que te he estado molestando todas las noches para que te acuestes temprano. En el futuro voy a cambiar. Tú serás responsable de la hora en que te vas a dormir. Habrá reglas, sin embargo. La primera es que después de las ocho y media nosotros no queremos que nos molestes. No queremos verte o escucharte, pero puedes permanecer despierto en tu cuarto. La segunda regla es que todos en la casa deberán estar levantados a las seis de la mañana y no habrá excepciones." A la hora convenida, si el chico está despierto, dile buenas noches y retírense del cuarto del muchacho usted y su esposo. 

A la mañana siguiente, ve al cuarto del chicho y despiértalo. Te darás cuenta de que  es más fácil despertar un chico que hacerlo dormir. Simplemente tienes que prender el radio a todo volumen y no requiere ningún esfuerzo. Prende las luces y has todo el ruido que puedas. Lo más seguro es que el chico te diga que está enfermo, que tiene dolor de cabeza o que le duele el estómago. Simplemente ignora sus quejas. Dile: "¿Sabes? Yo también me siento así cuando no duermo lo suficiente. Presiento que este va a ser un día pesado para ti en la escuela hoy. Échale y nos vemos estar tarde cuando vengas de estudiar." Como te darás cuenta, es mucho más fácil hacer que los chicos vivan las consecuencias de sus propias acciones que amenazarlos o castigarlos. 

Lo que duele de adentro hacia afuera

Se dice el poder corrompe y que el poder total corrompe por completo. Con esto en mente debemos recordar que al darles control a nuestros hijos ese control puede traer problemas. Cuando los chicos usan mal el poder que se les da los padres no sabios se frustran y muestran ira, a veces terminan rogando a la chica que les preste atención. Los padres sabios dejan que las consecuencias naturales o impuestas enseñen la lección, y desarrollan empatía hacia sus hijos. El control y el poder se manejan como el dinero. Nos da gusto cuando los chicos usan su poder y control apropiadamente, pero muestran empatía sin ir inmediatamente al rescate cuando toman malas decisiones y que resultan en consternación, dolor y remordimiento. 

Como adultos nadie nos manda a nuestro cuarto cuando cometemos errores, nadie nos lava la boca con jabón si decimos malas palabras. En la vida real no hay castigos a menos que se cometa un crimen. Cuando se castiga a los niños, raras veces se detienen a examinarse a sí mismos. La reacción más común es el resentimiento. Cuando mandamos a los chicos a la cama porque nos fastidiaron, estamos imponiendo un castigo. Si traen malas calificaciones  y les quitamos el privilegio de ver televisión no estamos dejando que las consecuencias les enseñen la lección. 

El mucho real funciona con consecuencias. ¿Cuándo fue la última vez que lograste convencer a un policía que no te diera infracción por velocidad? Si no hacemos buen trabajo, nos botan del trabajo. Los castigos usualmente sirven como un válvula de escape para que los chicos no enfrenten las consecuencias de sus acciones. No ven la necesidad de cambiar su conducta. Simplemente cumplen con el castigo, sin reflexionar. Se sienten enojados contra los que les impusieron el castigo, en vez de hacerlo contra ellos mismos, que fueron los que tomaron la decisión equivocada. Lo que buscamos es que los chicos sientan el efecto de sus decisiones desde adentro de su conciencia y corazón:

• Dejamos que las consecuencias les enseñen las lecciones. 

• Las consecuencias hacen que los chicos piensen en serio acerca de su comportamiento y sus decisiones. 

• Las consecuencias hacen que uno se examine a sí mismo y que reflexione. 

Consecuencias naturales

Las mejores consecuencias son aquellas que ocurren naturalmente. Las consecuencias naturales graban las lecciones vitales en el cerebro de los chicos. Cuando se preguntan a sí mismos: "¿Porqué me está pasando esto?" La única respuesta es:  "Por mis malas decisiones". Por ejemplo, si un chico se pone a jugar no come, sentirá hambre después; si no hace sus tareas ni estudia, se quedará atrasado en la escuela y sacará malas notas. 

Estas son las cosas que le causan mucha molestia a los padres. Pero si permitimos que las consecuencias tomen su curso normal, no nos empeñemos después en recriminar al chico con cosas como: "Te lo dije". Si el chico es lento para alistarse para ir a la escuela, ¡Que pase por la consecuencia de no poder ir a la escuela un día! Pero ese día no podrá hacer nada entretenido, ni ver televisión, ni jugar con electrónicos. Deberá permanecer en su cuarto. Usted como padre no podrá escribir una excusa para la escuela. El chico deberá sufrir las consecuencias.  Sin la compañía de sus amigos y sin la atención de los padres, no tardará en sentir el aburrimiento y el tedio.

Consecuencias impuestas

Si bien es cierto que las consecuencias naturales son las mejores, a veces las decisiones de los muchachos no implican consecuencias adversas. En estos casos los padres tenemos que imponer las consecuencias. Esto es un arte. A veces los padres imponemos consecuencias que son irrelevantes, o demasiado severas o demasiado leves. Cuando es necesario imponer consecuencias, debes pensarlas bien y tener en cuenta lo siguiente:

• Tienen que poderse cumplir.

• Tienen que se a la medida del "crimen".

• Tienen que establecerse con firmeza y amor. 

Cuando le presentamos las consecuencias a nuestros hijos sin ira ni amenazas y lo hacemos de una manera en que la conexión entre el comportamiento y la consecuencia es clara, las consecuencias regularmente son efectivas. Para que los chicos aprendan mejor la lección y sientan que estamos de su lado, debemos mostrar empatía. A continuación están algunos ejemplos:

• No digas: “¡Claro que tienes hambre! ¡Apuesto a que no vas a volver a pasar una comida!” Di más bien: “Sé como te sientes, A mí me da hambre cuando no como, pero vamos a preparar un desayuno grande mañana.”

• No digas: “¡Te dije que ibas a estar cansada si no te acostabas temprano! Ahora vas a tener que sufrir todo el día en la escuela.” Di más bien: “Yo me siento igual en mi trabajo cuando no duermo lo suficiente, pero échale ganas y haz lo mejor que puedas hoy.”

• No digas: “No haces las tareas, por eso traes bajas calificaciones. Eso debería enseñarte una lección." Di más bien: "Cuando yo iba a la escuela también sacaba malas calificaciones cada  vez que no me aplicaba a estudiar, pero lo bueno es que siempre hay otro año para corregir el problema, o la escuela de verano.” 

Las consecuencias no tienen que ser inmediatas

Las consecuencias no tienen que suceder en el instante de la falta para ser efectivas. Algunas veces son más efectivas cuando la chica cree que ya se salió con su mal comportamiento. Imagina que tus chicos pequeños molestan y pelean todo el camino rumbo a la tienda y en vez de regañarlos ahí mismo esperas hasta la próxima vez que se ofrezca ir a la tienda y les dices: "La última vez que fuimos a la tienda ustedes decidieron no comportarse correctamente. Por eso esta vez, se van a quedar en casa. Pueden pagarme por la joven que los va a cuidar el próximo fin de semana o si prefieren lo descontamos del dinero que reciben semanalmente para sus gastos personales. Escojan ustedes. "Ahora les toca ponerse a pensar: ¿Cómo le vamos a pagar a mamá? ¿Cómo vamos a hacer para que mamá nos lleve con ella la próxima vez? ¿Cómo voy a llevarme bien con mi hermano?” Esta consecuencia que la madre ha impuesto es realizable. Si el muchacho llega tarde a la casa una noche. Usted puede decir: "¿Te acuerdas cuando llegaste tarde la otra noche? No quiero estar preocupado esta noche. Así que no vas a salir hoy. Puedes ver televisión o ponerte a jugar. Hablaremos de eso la próxima vez que quieras salir." La consecuencia está ligada a la responsabilidad del chico para regresar a tiempo de la casa de su vecino. 

Las buenas consecuencias no siempre se nos ocurren inmediatamente. Este es otro motivo por el cual a veces esperarse para imponer una buena consecuencia es lo que mejor que se puede hacer. Nos da tiempo para escoger la mejor idea o incluso para preguntarle a otros. Si no se te ocurre nada el momento es mejor tomar tiempo para pensar en una consecuencia lógica y apropiada que arremeter con lo primero que se nos ocurra en medio de la ofuscación. Los siguientes son algunos ejemplos de lo que podemos decir cuando no se nos ocurre nada en el momento:

• “No estoy muy seguro de lo que debo hacer respecto a esto, pero te diré más tarde.”

• “Sabes... nunca he sido madre de un chico de _____ años antes. Por eso tendré qué pensar un poco sobre esto y volveré a hablar contigo luego.”

• “No estoy seguro sobre cómo reaccionar frente a esto. Pensaré un poco. Entre tanto procura no preocuparte demasiado.”

'Tomarse un tiempo para pensar en las consecuencias que puede imponer también le ayuda a los chicos. Ellos  también tendrán tiempo para "agonizar" sobre la consecuencia que usted les impondrá y eso es tiempo de calidad para pensar.

Lo que cuenta es la empatía

Lo que más fuertemente grabará las lecciones en el corazón de nuestros hijos es la empatía y la comprensión. Nuestro amor por ellos dirige todas nuestras decisiones, y la relación entre nosotros y ellos es primordial en nuestra mente. Cuando nuestros chicos cometen errores, lo sentimos de verdad por ellos. Sabemos lo que es cometer errores y afrontar las consecuencias, y se lo decimos con sinceridad. Es crucial que les expresemos nuestros sentimientos.Podemos decir cosas como:

• “Sé quien eres y estoy seguro que saldrás con una buena solución ha este problema.”

• “Eso suena terrible ¿Cómo lo vas a resolver?”

• “Ah, ¡Qué terrible! Gracias a Dios no me toca a mi _______. Debes sentirte bastante mal. ¿Hay algo que pueda hacer por ti?”

• “¿Cómo se están resolviendo las cosas por tu lado?”

• “Huy, ¡Qué problema! Dime cómo piensas solucionarlo.”

Al usar este tipo de palabras no nos ponemos a pelear con nuestros hijos. Al contrario, nos ponemos de su lado. Necesitan saber que vamos a estar a su lado durante todo el proceso, pero que no les quitaremos la responsabilidad que les corresponde. Acuérdate. Cuando no se te ocurra nada más que decir, pásale el problema al chico. Pregúntale: "¿Qué vas a hacer al respecto?”

Dejar que los chicos sufran sus consecuencias es una de las cosas más difíciles cuando tratamos de ser padres con amor y lógica. La ira es una emoción que nos llama mucho la atención. Castigar a nuestros hijos nos hace sentirnos poderosos y en control. Cuando se juntan la ira y el castigo, surge un peligroso duo que puede traer consecuencias muy contraproducentes para la relación entre padres e hijos y para la formación de los chicos. 

Constantemente estamos transmitiéndoles mensajes a nuestros hijos. Pero el mensaje fundamental que debemos transmitirles es que ellos están bien. Puede que estén pasando un momento difícil, que hagan errores y que tengan que sufrir las consecuencias, pero nosotros los estamos acompañando y los amamos igual que siempre. La empatía durante las consecuencias les muestra a nuestros hijos bondad y amor. Así la lógica de las consecuencias les enseña las lecciones.

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Resumen del capítulo 3 del libro «Ser padres con amor y lógica» por Foster Cline MD y Jim Fay.

Elaborado por: Dr. Bert Alexander
Traducido por: Henry Roncancio y Gladys Contreras

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Cuaderno: Respuestas

Hay dos clases de niños en el mundo. Uno se despierta y se mira al espejo y dice: «Me gusta cómo me veo. Apuesto a que a otras personas también les gusto.» El otro se despierta y se mira al espejo y dice «Oh, no, mira qué horror, no me gusta lo que veo. Apuesto a que a otros tampoco les gusto.»

Los chicos con un concepto bajo de sí mismos:

  • Olvidan sus tareas
  • Abusan a otros niños
  • Discuten con los padres y los maestros
  • Roban
  • Se encierran en si mismos cuando las cosas salen mal
  • Son irresponsables al tomar decisiones

Los chicos con un buen concepto de sí mismos:

  • Tienen muchos amigos
  • Hacen sus tareas a tiempo
  • No se menten en muchos problemas en la escuela
  • Asumen responsabilidad en el transcurso de su vida 

EXISTE UNA RELACIÓN DIRECTA ENTRE EL LA ESTIMA PROPIA Y EL RENDIMIENTO EN LA ESCUELA, EL COMPORTAMIENTO EN EL EL HOGAR, O EN EL PATIO DE RECREO. Queremos darle a nuestros niños la posibilidad de desarrollar una estima propia positiva: con un amor lo suficientemente fuerte para permitirles que fracasen; con un amor lo suficientemente fuerte como para permitir que las consecuencias de sus acciones les enseñen responsabilidad, y con un amor lo suficientemente grande para celebrar con ellos sus triunfos. La estima propia de nuestros niños crecerá cada vez que sobrevivan por sus propios medios.  

“Soy lo que creo que tú crees que soy.”

Muchos padres no les dan a sus hijos la oportunidad de construir una imagen propia positiva porque se enfocan en las debilidades de los chicos. Cada vez que hablan con ellos es sobre lo malo que el niño está haciendo o lo que no puede hacer o terminar. El padre sermonea a niño constantemente acerca de estas casas negativas y perjudica su autoestima. Los padres que se concentran en los puntos fuertes del niño fomentan regularmente una responsabilidad creciente. En lugar de que los niños lleguen a ser lo que podrían ser o incluso lo que creen que podrían ser, se convierten en lo que ellos creen que nosotros pensamos que son. En otras palabras, a través de nuestras acciones, es cómo podemos fomentar y mostrar ejemplos, además de lo que les decimos a nuestros hijos para ayudarlos a formar su propia estima. Si les decimos cosas como: "Te lo he dicho mil veces…" les estamos diciendo en realidad: "Eres un tonto."

Cuando les damos ordenes, les enviamos mensajes que deterioran su estima propia, porque en realidad les estamos diciendo:

  • “No eres capaz de seguir sugerencias.”
  • “No eres capaz de resolver tus cosas por ti mismo.”
  • “Siempre otros tienen que decirte qué hacer.”

La mesa de tres patas para la construcción de la estima propia

El concepto que nuestros niños tienen de sí se podría comparar a una mesa de tres patas. Si alguna de las patas es débil, la mesa se ladea o se tambalea. Esta mesa se construye a través de los mensajes implícitos que damos, los cuales construyen o destruyen.  

Soporte Uno: Soy amado por la “gente mágica” en mi vida.

Todos queremos ser amados incondicionalmente. El amor genuino se debe demostrar, independientemente de sus logros, mas no de las acciones. Algunos padres incluso llegan a negar su amor a sus hijos como una forma de manipularlos a obedecer. Otras veces, los padres son tan estrictos que le dan la impresión a sus hijos de que no los «aguantan» o que no los amarán hasta que mejore su comportamiento. La interacción entre padres e hijos es mucho más importante que los éxitos del chico o sus fracasos. 

Soporte Dos: Tengo las destrezas necesarias para tener éxito.

Los padres deben reforzar constantemente la idea de que los chicos tienen las habilidades normales como cualquiera de su edad para tener éxito. Los niños necesitan saber que poseen las características y destrezas que necesitan para tener éxito. Estas habilidades se aprenden a través del buen ejemplo de los padres. Los padres que se centran en los resultados finales y no en el proceso de aprendizaje terminan criando niños con una imagen negativa de sus habilidades.

 Soporte Tres: Puedo hacerme cargo de mi vida.

Los niños que tienen esa «pequeña voz en su cabeza» diciéndole constantemente que sí son capaces tienen mucho más éxito. Aunque los niños nacen con un gran valor para asumir control de sus propias vidas y tomar las decisiones necesarias, no tienen mucha experiencia sobre la cual basar sus decisiones. Por eso toman toman muchas veces decisiones incorrectas y tienen que aprender con la experiencia y las consecuencias de la vida, cómo tomar mejores decisiones.

¿En qué se distinguen la adulación y el ánimo?

Todos los padres quieren que sus hijos a desarrollen una imagen positiva de sí solos, y todos los padres saben que para desarrollar una imagen positiva de sí, uno tiene que poder sentirse bien de sus logros. Sin embargo, los falsos elogios casi siempre conducen a la falta de respeto por sí mismo. Irónicamente, cuando los niños tienen una baja imagen de sí, alabarlos casi siempre causa que se porten mal. La alabanza no es mala del todo. El problema es que tiende a enfatizar la evaluación externa, la alegría de otros, y no siembra ningún pensamiento propio positivo real.  

Los niños podrán sacar más provecho tomando decisiones por sí mismos, incluso decisiones equivocadas, que las ventajas que puedan tener cuando los padres tomen las decisiones por ellos. Los niños sacan el máximo provecho de lo que logran hacer por sí mismos. Si no dejamos que nuestros niños luchan por obtener algo que desean, o resuelvan ellos mismos un problema que tengan, cuando las cosas se pongan difíciles más adelante en la vida, no se volverán persistentes y fuertes de repente, sino que van a sentirse derrotados al instante. Aprendemos más al luchar con las cosas difíciles que cuando otros nos resuelven todos nuestros problemas. El modelo para la construcción de la autoestima y la confianza en sí mismos es el siguiente:

  • El chico se arriesga y trata de hacer algo que cree que puede hacer.
  • Lucha en el proceso tratando de hacer lo que quiere para lograr sus objetivos.
  • Después de un tiempo logra lo que se propuso. 
  • Tiene la oportunidad de reflexionar sobre lo que hizo y decir: «¡Vean lo que hice!»

Al permitir que nuestros niños se abran camino a través de la los problemas difíciles según su edad, cuando sean jóvenes, estamos eatarán mejor preparados para enfrentar de manera efectiva las cosas verdaderamente difíciles en su camino.  

¡Si tú estás contento, ellos están contentos!

¿Te das cuenta que los niños aprenden casi todas las actividades interpersonales del ejemplo? ¡Nosotros somos sus modelos primarios como padres! La forma en que manejamos nuestras peleas, la frustración, la resolución de problemas, el llevarse bien con otras personas, el lenguaje, la postura. Todo lo aprenden observando a la gente grande en su vidas. La clave para ser un buen ejemplo es modelar siempre un comportamiento responsable, adulto, sano, teniendo buen cuidado de mí mismo, personalmente. Queremos sentirnos bien y queremos que nuestros niños se sientan bien, y así vamos a modelar el cuidado de nosotros mismos de una manera agradable y saludable.

Queremos hacer cosas por nuestros hijos, pero es una calle de dos vías. Nos unimos a sus actividades porque queremos estar con ellos. Deseamos que sobresalgan en algo para lo cual tienen pasión, pero esto también se refleja en nosotros positivamente. Cuando se trata de una calle de un solo sentido, lo hacemos por ellos, sin que el niño no sienta ninguna necesidad de recompensar el padre o de realizar las cosas que agraden a los padres. El niño toma y da a los padres. Con Amor y Lógica el padre podría decir: "Yo sé que quieres que participe en esta actividad en particular, pero últimamente mi las cosas que he estado haciendo por ti no me han traído ningún beneficio personal. Por lo tanto, voy a pasar esta vez." Este padre criará hijos respetuosos, que saben también cómo cuidar de sí mismos.

TAREA

  • Piensa en lo que has hecho la semana pasada al tratar a los chicos. ¿Has fomentado una estima propia saludable o pobre? ¿Los has criticado por no hacer las tareas o los has estimulado a hacerlas y los has reconocido cuando las han hecho?
  • Sabiendo que el desempeño de los chicos en la clase, la casa y el recreo está muy relacionado con el concepto que tienen de sí mismos ¿qué estás haciendo para que tus hijos se sientan competentes y positivos?
  • «Soy lo que creo que crees que soy.» ¿Qué imagen perciben sus hijos de usted? ¿Los alienta o se concentras en sus fallas y debilidades? Cuando les pide que hagan algo ¿reconoce sus esfuerzos o critica sus fallas?
  • ¿Qué mensajes está dándole a sus hijos? ¿Cómo estos mensajes están determinando lo que ellos son y pueden llegar a ser?
  • Los chicos no mejoran hasta que no estén convencidos, fuera de toda duda, de que son suficientemente valiosos para contar con nuestro amor incondicional. ¿Algunas veces tendrán sus hijos la impresión de que usted los querría más si fueran más aplicados, obedientes, inteligentes u ordenados? Recuerde que ellos necesitan que las «personas mágicas» en su vida los amen y los acepten en la familia incondicionalmente.
  • ¿Les afirma usted a sus hijos que tienen la habilidad para triunfar en la vida? Cuando nos enfocamos en los resultados en vez de en el proceso de aprendizaje podemos fomentar una imagen personal negativa en nuestros hijos. ¿Le sucede a veces que usted le quita tareas a sus hijos que ellos pueden hacer para hacerlas usted misma, porque usted quiere mejores y más rápidos resultados?
  • Los chicos que no han tenido la oportunidad de aprender a prueba y error tienen la tendencia de no saber cómo tomar decisiones y por consiguiente toman malas decisiones como adolescentes y adultos.
  • ¿Cuál es la diferencia entre el halago y la afirmación? El halago busca producir sentimientos positivos de afuera hacia adentro, la afirmación busca producir sentimientos positivos desde adentro de chico. La lisonja afirma cosas. La afirmación hace preguntas. V.g. «¡Qué buen trabajo hiciste!» en vez de ¿Qué piensas del trabajo que hiciste? ¿Cómo hiciste eso?. La adulación emite un juicio. La afirmación, no. 
  • Recuerda que los chicos aprenderán más tomando decisiones por sí mismos aunque cometan errores, que siguiendo al pie de la letra las decisiones que los padres tomen por ellos.
  • El proceso para la formación de una buena estima propia consiste en los siguientes pasos:
    • Los chicos toman el riesgo de hacer algo que es difícil o piensan que no pueden hacer.
    • Luchan un tiempo para hacer lo que se han propuesto hacer
    • Después de un tiempo logran realizar que que se propusieron
    • Tienen la oportunidad e reflexionar sobre sus logros y decir: «¡Mira lo que hice!»
  • Permita que sus hijos luchen tratando de lograr metas apropiadas para su edad y así estarán mejor preparados para luchar cuando vengan situaciones más difíciles.
  • Los chicos aprenden más del ejemplo y nosotros somos sus principales ejemplos. ¿Qué pueden ver ellos en usted? ¿Cómo resuelve los problemas, las frustraciones, el estrés, los pleitos o conflictos? ¿Cómo se lleva usted con los demás? ¿Que posturas adopta? ¿Se cuida a sí mismo y procura su propio bienestar y felicidad?
  • ¿Qué palabras o frenes negativas dicen sus hijos que son «una copia» de lo que usted dice? ¿Dice usted palabra ofensivas como «estúpido»? ¿Respeta usted a otras personas con autoridad? ¿Menosprecia usted a otras personas que tienen influencia sobre sus hijos tales como maestros, ayudantes, trabajadores sociales, etc.?
  • Durante esta semana encuentre pequeños detalles en la vida de sus hijos que usted pueda usar para hacerlos sentir bien. No los alabe, sino trate de estimularlos con preguntas como: «¿Cómo te sientes con los restados de tu trabajo? ¿Cómo descubriste la respuesta? ¿Cómo puedes colorear dentro de las líneas? ¿Cuál es tu próxima meta?»
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