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Lista de pasos para establecer límites

La siguiente es una lista de pasos necesarios para establecer efectivamente límites en el comportamiento de los niños:

  1. Reconozca su estilo de crianza habitual y defina qué cambios necesita hacer.
  2. Reconozca las necesidades y habilidades del niño según su etapa de desarrollo.
  3. Defina sus metas y expectativas de acuerdo con valores claros.
  4. Definir oportunidades de aprendizaje en ambientes sanos y positivos.
  5. Determinar qué habilidades necesita el niño reconocer y respetar el límite.
  6. Enseñarle al niños las habilidades que necesita.
  7. Establecer el límite y las consecuencias con claridad y firmeza.
  8. Dejar que las consecuencias se cumplan con firmeza, cada vez que el niño no respete el límite.
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¿Cómo establecer límites?

En su video de 15 minutos Michael Woods M.A. propone claramente las bases para establecer límites firmes y saludables con nuestros hijos. Los límites son reglas que controlan el comportamiento. ¿Qué se puede y qué no se puede hacer? ¿Dónde? ¿Cuándo? ¿Cómo? El problema es que en la edad temprana, cuando aprendemos el valor, la firmeza y la necesidad de los límites, no tenemos la capacidad mental para entender conceptos abstractos. Según Jean Piaget, «el razonamiento y el aprendizaje de los niños es cualitativamente diferente al de los adultos. Los niños piensan y aprenden cosas concretas. En ellos la experiencia directa juega un papel mucho más significativo en su comprensión de la realidad.» Esto quiere decir que los niños basan sus creencias, percepciones y pensamientos sobre lo que es y lo que pasa en su hogar o en su escuela en sus experiencias cotidianas concretas. Los adultos, por el contrario, oímos o leemos y razonamos para entender qué pasa a nuestro alrededor y cómo son las cosas. Así, pues, si uno le dice a un niño que no juegue con el bate en la sala de la casa, pero él sigue jugando y no pasa nada, ¿qué aprende el niño respecto a esta regla? Obvio: Que está bien jugar con el bate en la sala, pese a lo que los papás le digan. Sin embargo, si cada vez que no cumple la regla, o traspasa el límite impuesto, le quitan el bate por el resto del día, probablemente pronto aprenderá que la regla quiere decir exactamente lo que dice, porque él ahora tiene un experiencia concreta sobre lo que significa la regla.

Cuando establecemos límites usamos palabras y acciones. Ambas cosas comunican un mensaje sobre cómo son las cosas en la casa, la escuela, el vecindario, en el parque o el supermercado. Pero únicamente las acciones son concretas y, por consiguiente, para los niños son las acciones las que definen las reglas. Los niños probarán los límites. Ellos quieren saber qué tan reales son las reglas y que tan lejos pueden ir. Unos niños son más voluntariosos que otros y querrán probar una y otra vez a ver si pueden hacer lo que en el momento quieren. Pero si los padres insisten consistentemente en las reglas y las acciones que les siguen, los chicos pronto se darán cuenta de que las cosas realmente son como los padres dicen.

¿Cómo estudian los niños la realidad? ¿Cómo llegan a darse cuenta de qué tanta autoridad tiene usted realmente? ¿Cómo saben si cuando usted dice una cosa realmente está seguro de ella? ¿Cómo se percatan de que sus acciones tienen consecuencias? Realmente no es a través de conferencias, lecturas o razonamientos. Seguramente, jamás van a venir a usted con una hoja y lápiz a hacerle estas preguntas. Lo que hacen es que prueban. Sienten el deseo de hacer algo que no está permitido o no quieren hacer algo que debe hacerse en un determinado momento y lugar y actúan para ver qué pasa. Es entonces cuando las acciones de los adultos tienen que comunicar el mensaje en una forma concreta y clara. 

¿Cómo pues podemos establecer límites que nuestros niños respeten? Para establecer límites efectivos los padres tenemos que lograr un balance de amor, respeto y firmeza. Lo podemos hacer recordando las siguientes pautas:

  1. Asegúrese de que sus mensajes son directos, claros, específicos y se enfocan en lo que usted quiere positivamente y no en la simple prohibición.  Por ejemplo, puede decirle al niño: «Prefiero que en la sala juegues con tus legos en vez del bate» 
  2. Provea dos opciones para que el niño escoja. Por ejemplo: «Prefieres jugar con tus legos en la sala o practicar con tu bate en el patio?»
  3. Establezca las consecuencias para que el niño asuma responsabilidad por sus actos. Por ejemplo: «Tendré que decomisarte el bate por el resto del día si sigues jugando con él en la sala.»

¿Cómo puede uno comunicar lecciones claras y positivas? Considere las siguientes pautas:

  1. No use palabras provocativas que inviten al chico a pelear con usted. No le diga: «¡Cómo eres de bruto! ¡No juegues con esa cosa adentro! ¿No ves que vas a romper algo?
  2. Sea breve. Recuerde que entre menos palabras use mejor será la lección.
  3. Controle su tono de voz. Usted no debe indicar que está asustado, ansioso, estresado o rabioso. Su tono de voz debe comunicar que usted es firme y está en control. Si los chicos perciben que usted está perdiendo el control, tendrán más ganas de probar sus límites y continuar en su lucha por el poder.
  4. Al establecer las opciones que el niño tiene, asegúrese de que siempre hay una tercera opción implícita. Usted decidirá, si ellos no lo hacen.
  5. Todas las veces que el niño ponga a prueba sus límites, asegúrese de que usted hace que la consecuencia se cumpla.

Vea también la lista de pasos para establecer límites.

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asf

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Cuaderno: Respuestas

Criar hijos con amor and Lógica es apegarse a la filosofía de la ley y el orden. El hecho de que recomendemos que los padres que no se excedan dando órdenes e imponiendo arbitrariamente sus soluciones para resolverle los problemas a los hijos, no significa que debamos permitir toda clase de mal comportamiento. El proceso consiste en dejar que los chicos cometan sus errores y luego enseñarle lecciones valiosas mediante palabras que los hagan pensar. Procuremos no dar sermones, hablar mucho ni recalcarles en la cara sus errores en la cara. Simplemente provea orientación, deja do que ellos piensen por sí mismos. Las declaraciones aplicables y las opciones claras hacen que ellos aprendan a pensar.

Construye paredes que no se derrumben

¿Cómo podemos establecer límites de comportamiento sin decirles a los chicos qué deben hacer? Los límites bien definidos son cruciales en lo que queremos hacer. Nuestros niños necesitan la seguridad de buenos límites para aprender a tomar decisiones. 

Necesitamos ponerles límites desde que son bebés. Algunos padres les dan a sus hijos la seguridad límites firmes. Otros, los dejan en la inseguridad y el temor al no proveerás suficientes límites, o al establecer límites que se derrumban fácilmente. 

Los chicos se sienten más seguros con padres firmes que no permiten que los límites que fijan se quiebren fácilmente. Por otra parte, los chicos pierden el respeto por los adultos que no pueden fijar límites o son laxos a la hora de hacerlos cumplir. En pocas palabras los chicos que se portan mal y no tienen que sufrir ninguna consecuencia se vuelven malcriados.   Los chicos que aprenden a respetar límites impuestos con amor se sienten seguros de sí mismos, y no solamente aprenden a lidiar saludablemente con sus emociones, sino que también aprenden a mantener relaciones satisfactorias con otros. Estas relaciones, a su vez, ayudan a que los chicos desarrollen más confianza en sí mismos. Así, se vuelven más prontos para aprender, tienen menos tendencia a portarse mal y van creciendo saludablemente para ser adultos responsables. La falta de límites firmes conduce a la baja estima y al tipo de comportamiento que se relaciona con ella.

Cómo hablarle a un chico

Para muchos padres establecer límites quiere decir dar órdenes y reforzar esas órdenes con más órdenes, gritos e ira. Piensan que cada vez que les dan órdenes a sus hijos están estableciendo límites, y que ente más levantan la voz y con más frecuencia repitan las órdenes, más firmes son esos límites. Esto pueda que produzca "buenos resultados" a corto plazo. Pero a la larga no funciona bien. 

Los padres que practican la formación con amor y lógica insisten en el respeto y la obediencia. Pero cuando les hablan a sus hijos usan un enfoque distinto. En vez de usar palabras que provocan peleas o que comunícan órdenes arbitrarias usan palabras que hacen pensar. Usar palabras para pensar en forma de preguntas o de declaraciones aplicables es clave para practicar la disciplina con amor y lógica. Esto hace que responsabilidad de pensar y tomar decisiones recaiga sobre el muchacho. 

¿Cuál es la diferencia entre palabras para pensar y palabras para pelear? Lo primero son órdenes arbitrarias; lo segundo, declaraciones reflexivas. Usamos palabras para pelear cuando desafiamos al chico a desobedecer y usamos amenazas negativas si no cumple la orden. V.g. ¡Nunca me vuelvas a hablar en ese tono de voz! Usamos palabras para pensar cuando usamos declaraciones que hacen que el chico piense por sí mismo. V.g. "Parece que estás enojado. Con gusto te escuchare cuando tu voz esté al mismo nivel que la mía.” 

Los chicos aprenden más de lo que se dicen a sí mismos que de lo que les decimos nosotros. Creen más rápidamente lo que se les ocurre en su propia cabeza. Cuando escogen una opción, piensan por sí mismos y toman sus propias decisiones se les queda la lección. 

¿Quieres cargar el saco o te lo quieres poner?

¿Te quieres poner los zapatos aquí o en carro?

¿Prefieres jugar calmadamente frente al televisor o hacer bulla afuera?

Los chicos pelean contra las órdenes y la diferencia ente órdenes y palabras para pensar es sutil. Si perciben que los padres están tomando más control, se pondrán a prueba a sí mismos para ver si pueden ganar de vuelta el control que les parece que están perdiendo. 

El ciclo de las amenazas

La tentación de usar amenazas es muy grande porque queremos con desesperación asaltar a nuestros hijos con órdenes fuertes, amenazas y palabras ofensivas para controlar su comportamiento, que nos hagan caso y someterlos a los límites que queremos imponerles. En otras palabras, cuando amenazamos no nos sentimos débiles. De otro modo nos sentimos como si tuviéramos que rogarles, y negociar con nuestros niños. Y las amenazas a veces funcionan... Pero no a largo plazo. 

Algunos chicos responden a las amenazas; otros, no. Sin embargo, aunque hagan lo que les decimos, lo harán enojados con la persona que les dio la orden. También pueda que cumplan la orden pero a medias, simplemente para retomar algo del control que sienten que están perdiendo. Así, de todos modos, están quebrando el límite que les hemos puesto.  La meta es usar palabras parar pensar y declaraciones que podamos hacer cumplir. 

Comportamiento pasivo agresivo

Cuando les pedimos a los chicos que hagan algo que no les gusta, con frecuencia responden con un comportamiento pasivo agresivo. Saben que tienen que cumplir con la orden para evitar el castigo, así que canalizan su ira de tal manera que les fastidie a los padres. Buscan que el fastidio sea tal que la próxima vez los padres lo piensen dos veces ants de darle la orden de nuevo.

El libro usa el jmplo de una niña que no quería lavar los platos, por eso se demoraba hasta que se hacía muy tarde en la noche, y estaba a las carreras en la mañana. Cuando la mamá finalmente daba el ultimátum, la chica empezaba a lavar los platos, pero "accidentalmente" se le rompía un vaso, y así se desquitaba de su mamá.   El mensaje de la chica con su comportamiento era: "Piénsalo dos veces antes de pedirme que lave los platos de nuevo,"

Comportamiento de resistencia pasiva 

Esto quiere decir que los chicos se resisten a cumplir las órdenes pero no se lo dic a sus padres. Se resisten por medio de su comportamiento, no con palabras. Por ejemplo, cuando el padre le dice que haga algo, el chico se hace el olvidadizo. La actitud de fondo es: "Lo hago pero a mi manera y en mi tiempo". La señal de que esto está pasando es que,os padres se frustran. Uno puede frustrarse por muchas cosas, pero siempre que haya chicos que practiquen la resistencia pasiva, los padres experimentarán mucha frustración. 

Es mejor pensar que pelear

Las palabras para pelear invitan a desobedecer. Realmente desafían al chico. Lo que estamos haciendo es pintando una raya en el piso y desafiando al chico a cruzarla. Las palabras para pelear incluyen tres tipos de órdenes:

Decirle a los chicos qué hacer, “Cortas el pasto (la yarda) ahora mismo.”

Decirlo a los chicos que no les está permitido, “¡No me vuelvas a hablar de esa manera!”

Decirle a los chicos lo que no les vamos a permitir, “No vas a salir de la casa hasta que limpies tu cuarto.” 

Cuando les damos órdenes con frecuencia estamos desafiando a los chicos a pelear y a menudo son combates que no podemos ganar. ¿Porqué mejor no usamos palabras que no invitan a pelear? Los límites se pueden establecer mejor cuando no estamos peleando con los chicos. Está clínicamente comprobado que los chicos no pueden pelear con nosotros y pensar a la vez. 

Los padres que quieren usar la disciplina del amor y la lógica usan palabras que hacen pensar y declaraciones que se pueden implementar. Por ejemplo:

Lo que vamos a permitir: “Ven a comer con tan pronto como termines de cortar la yarda.”

Lo que haremos: “Con gusto te leeré la historia tan pronto termines el baño.”

Lo que proveeremos: “Puedes comerte lo que te hemos servido o esperar a ver si la próxima comida te gusta más.” 

La palabra que más provoca a pelear es “no”. Se ha calculado que con niños de dos años los padres usan la palabra mpas de las tres cuartas partes del tiempo. Los chicos se cansan de oírla. La regla es que uses “no” lo menos que puedas. Por otra parte usa “sí” lo más que puedas. Por ejemplo: “Sí, puedes ver televisión tan pronto como acabes de lavar los platos” 

Usando palabras para pensar podemos establecer límites sin darles órdenes a los chicos. Por ejemplo, si quieres que poden el pasto podemos establecer la opción de cortar el pasto y comer la comida de turno, o no cortar el paso y no comer la comida de turno. En el mundo real, si no trabajamos, no comemos. Les estamos dando a nuestros hijos la opción de tomar sus propias decisiones. No hay necesidad de enojarse por ello. Nadie los está obligando a nada. Ellos están tomando sus propias decisiones.  

“Sí” siempre suena mejor que “no”, siempre y cuando estemos sanos y no nos divierta controlar a los demás. Eduquemos a nuestros hijos en el arte de tomar decisiones sabias desde temprano. Ejemplo:

Hijo: “¿Me puedes comprar  _______?” 

Padre: “Hijo, si alguien se merece tener ________, eres tú. !Cómpratelo!”

Hijo: “No tengo dinero.”

Padre: Cuanto lo siento. A mí me pasa esto todo el tiempo. Parece que no vamos a poder comprar hoy.”

Dí lo que quieres decir y lo que quieres decir dilo

Los chicos querrán todo el tiempo probar sus límites. De hecho es necesario que los prueben para que se cuenta de qué tan firmes son. Es importante para ellos saber si lo que les dijiste es verdaderamente lo que querías decirles. 

Algunos procuraran probar los límites con ira o culpa, otros se harán los olvidadizos. Se quejaran, tratarán de negociar, lloriquearán, saldrán corriendo para su cuarto, tratarán de ser respondones y muchas cosas más. Hacerlo sentir a uno culpable es uno de los trucos más efectivos. 

A los chicos no les gustan los métodos de la disciplina con amor y lógica. Preferirán los métodos antiguos que ya conocen y trataran de volver atrás cada vez que puedan. El límite es la opción del chico. Claro que les dará hambre si deciden esperar hasta la próxima comida, porque no quieren cortar el pasto. Pero el hambre es una consecuencia natural de sus decisiones. Si no quieres trabajar, tampoco comes. 

Si cedemos a la hora de imponer los límites, destruimos el sentido y la lección de las consecuencias. Estaremos estableciendo un límite que fácilmente se desmorona. Si nos enojamos por la decisión que tomaron y si les decimos luego: “te lo dije”, también estaremos ofreciendo un límite débil y arbitrario, y los chicos tendrán razones para enojarse con sus padres y no con ellos mismos. 

Los ingredientes para establecer límites saludables con nuestros hijos son: Usar palabras para pensar, ofrecer opciones, y no hacer despliegues de ira.

Tarea (Formato pdf)

• ¿Cómo uso los principios de «El arte de ser padres con amor y lógica» esta semana que pasó? ¿Les está dando opciones positivas o simplemente los estás obligando a hacer las cosas?A

• ¿Cómo puede poner límites sin simplemente decirles qué hacer? 

• Los limites son buenos. Los psicólogos han observado que los chicos juegan con más seguridad en un patio cerrado que en uno abierto. ¿Cómo le dices al chico que no corra hacia la calle? ¿Que no bote la comida? ¿Qué limpie su cuarto?

• ¿Cuando no ponemos límites los chicos sufren de baja estima. 

• Excusar un mal comportamiento porque el niño ha tenido una mala experiencia puede ser ridículo y llevarse a extremos peligrosos. Uno puede decirle al chico cosas como: «Otras personas han podido sobrellevar esta situación. Estoy seguro que tú también podrás». Esto muestra que usted tiene confianza en su habilidad para superarse.

 

Palabras para pelear y palabras para pensar: 

• El chico le dice algo rudo a los padres.

◦ P/Pl—“Nunca me vuelva a responder en ese tono!”

◦ P/Pn—“Parece que estás enojado. Con mucho gusto te escucharé cuando tu tono de voz sea como el mio.”

• Dos chicos están peleando.

◦ P/Pl— “Sean amables uno con el otro. Dejen de pelear.”

◦ P/Pn—“Muchachos pueden volver a jugar tan pronto como resulvan su problema.Y”

• El chico no limpia su cuarto

◦ P/Pl—“¡Ve al cuarto y lo limpias ya!”

◦ P/Pn—“______________________________________”

• La chica está perdiendo tiempo en el restaurante.

◦ P/Pl—“Apúrate!”

◦ P/Pn—“____________________________”

• A la chica siempre le olvida el sado.

◦ P/Pl—“Te pones el saco o ya verás”

◦ P/Pn—“¿Quieres ponerte el saco o llevarlo en la mano?”

• El chico pospone cortar el cesped.

◦ P/Pl—“¡Te pones a trabajar en la yarda ahora mismo!”

◦ P/Pn—“Come con nosotros tan pronto termines la yarda.”

• El chico quiere salir a juar.

◦ P/Pl—“No, no puedes jugar ahora hasta que hayas terminado la lección.”

◦ P/Pn—“Sí, puedes ir a jugar tan pronto termines la lección. 

• El chico quiere ver televisión en vez de hacer los quehaceres.

◦ P/Pl—“No, no puedes ver televisión hasta que hayas hecho lo que te pedí.” 

◦ P/Pn—“Sí, puedes ver televisión tan pronto termines tus quehaceres.”

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