Pocas veces pensamos en lo complejo que es hablar un idioma. Todo el día, y todos los días, hablamos y nos comunicamos con mucha inteligencia, pero puesto que esto es algo que hacemos desde niños, no hacemos conciencia de lo que se necesita para expresar nuestras ideas y sentimientos por medio de un lenguaje. Ahora que usted quiere aprender un nuevo idioma, tomemos un minuto y veamos qué pasa cuando nos comunicamos por medio de palabras.
Mire la pirámide de arriba. Hablar es construir esta pirámide desde la base. En su lengua materna usted lo hace automáticamente y sin pensar. Ahora tendrá que estudiar y practicar para hacer lo que ya sabe hacer, es decir construir la pirámide del lenguaje, pero con bloques diferentes, los de su nuevo idioma.
En la base de la pirámide están los sonidos del idioma. Los llamamos fonemas y los representamos gráficamente con letras. Cada letra representa un sonido. En el inglés esto es un poco más complicado, porque ciertas letras o combinaciones de letras puede tener diferentes sonidos dependiendo de la palabra en que se usan. Por esto no podemos simplemente leer una frase en inglés como si estuviéramos leyendo en español. Cuando queremos representar gráficamente un fonema usamos un símbolo entre barras, por ejemplo el fonema /p/. Cada idioma tiene sus sonidos particulares y tenemos que aprenderlos. Por eso hay que dedicar tiempo y tener herramientas para entender y practicar la pronunciación.
En el segundo nivel de la pirámide están las palabras. Las palabras se componen de sonidos (fonemas) que juntos tienen un sentido. Si juntamos los sonidos «brjamkni» no tenemos una palabra, porque esa combinación de sonidos no significa nada. La organización de los sonidos en cada palabra es clave. Hay un número limitado de fonemas, pero estos se combinan de muchas formas para producir miles de palabras. Así, en el siguiente ejemplo en español, usamos los mismos fonemas para producir dos palabras distintas: «casa» y «saca». Para construir el segundo nivel de la pirámide necesitamos ampliar el vocabulario de nuestro nuevo idioma. Para eso practicamos las nuevas palabras y usamos herramientas para estudiarlas y saber su significado. Cuando estudiamos palabras, es útil clasificarlas según su función. Las palabras puede ser:
- Palabras que nombran cosas, ideas, sentimientos, animales, lugares o personas. Las llamamos «Nombres».
- Palabras que nombran acciones, movimientos o estados. Las llamamos «Verbos».
- Palabras que nombran características, propiedades, o cualidades de cosas, animales, personas o lugares. Las llamamos «Adjetivos».
- Palabras que indican dónde, cuándo o cómo ocurre un verbo. Las llamamos «adverbios». Los adverbios también puede indicar cómo es un adjetivo.
- Palabras que vinculan o relacionan palabras entre sí. Las llamamos «preposiciones» o «conjunciones».
Las palabras pueden cambiar de forma para especificar un poco más su significado. En español, por ejemplo, si le añadimos el sonido /s/ a la palabra /pato/, indicamos una pluralidad de patos. Los diccionarios con frecuencia nos dicen cómo se clasifica cada palabra y nos indican qué cambios pueden tener.
Las palabras por sí solas generalmente no comunican un sentido completo. Por eso no es suficiente con aprender muchas palabras y ampliar el vocabulario de nuestro nuevo idioma. Para poder comunicarnos tenemos que construir el tercer nivel de la pirámide. Aquí organizamos y combinamos distintas palabras para construir unidades de pensamiento con sentido completo. A estas unidades las llamamos «oraciones». Para construir una oración tenemos que colocar las palabras (compuestas por fonemas) en el orden adecuado según lo que queremos decir. El orden en que colocamos las palabras es una «estructura gramatical» y es muy importante. Por ejemplo, una cosa es decir: «El perro mordió a Juan». Otra muy distinta, «Juan mordió al perro». Lo bueno de estas estructuras es que, una vez que las aprendemos y practicamos, podemos decir muchas oraciones simplemente cambiando las palabras que corresponden a cada espacio en la estructura. Poe ejemplo, podemos decir: «El perro mordió a Juan», «El perro mordió a María», «La perra mordió a la niña», «El gato mordió a mi hijo», «El gato rasguño a Susana», y así hasta el infinito. Las oraciones pueden ser:
- Afirmaciones o negaciones
- Preguntas
- Órdenes
- Exclamaciones
Hasta aquí hemos construido tres niveles de la pirámide. Nos falta el último. Con nuestras oraciones construimos el cuarto nivel: los actos comunicativos. Aquí expresamos nuestros sentimientos, inquietudes, dudas, necesidades o intenciones mientras dialogamos con otros en situaciones y circunstancias concretas. Al practicar nuestro nuevo idioma queremos incluir esas emociones e intenciones y practicar cómo comunicarnos en las distintas situaciones que se nos pueden presentar.
En la práctica los estudiantes del idioma representamos los diversos niveles de la pirámide en nuestras fichas mnemotécnicas, para poder sí dominar bien cada aspecto de la comunicación en nuestro nuevo idioma. Tenemos fichas dedicadas a la pronunciación, al vocabulario, a las estructuras y a las situaciones o actos comunicativos. La eficacia de nuestro aprendizaje depende de nuestra disciplina y práctica de cada componente.
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