Un saludo de acción de gracias

Un saludo de acción de gracias


GRATITUD: CUANDO BEBAS AGUA RECUERDA LA FUENTE

En todas las celebraciones de la humanidad siempre habrá un gran motivo, sin ninguna duda, lo suficiente para erigirse jubilosamente y concitar a los seres humanos al gozo y al disfrute. 

En el Día de Acción de Gracias acontece algo muy particular que puede pasar inadvertidamente. El hecho y la actitud de dar gracias nos enriquece de manera inimaginable. Parece increíble, que la gratitud sea, por excelencia, la emoción humana más estimulante, más edificante, y más maravillosa de cuantas emociones existan.

La gratitud es uno de los sentimientos que más nos humaniza, que más nos conecta con los demás seres, y sépanlo bien, es la que más nos muestra que tan cercana está la condición humana de la divina. ¿A caso no habita dentro de nosotros el embrión de divinidad? Solo recordemos a Jesús diciendo: “El Reino de Dios está entre ustedes”.

La comunidad inmigrante latinoamericana, por nuestra baja autoestima ciudadana, somos demasiado frágiles y casi todo lo copiamos como autómatas. Sorprendentemente, no hemos copiado en masa una celebración tan reconfortante y  tan saludable para el alma, como lo es el Día de Acción de Gracias. El último Jueves de cada Noviembre, en los Estados Unidos de América, literalmente la gran nación se paraliza, y la gran mayoría de estadounidenses celebran ese día de acuerdo a sus capacidades, preservando la tradición del pavo, el maíz y la calabaza.

Que bueno sería, si también diéramos gracias, por nutrirnos de emociones sanas, armonizantes y amorosas, y conectarnos con lo mas maravilloso de la condición humana, ya que no solo estamos hechos para la guerra y la venganza.

Dar gracias es un acto de humildad, de amorosa sumisión, porque es decirle al otro que su existencia o su presencia son necesarias, que nuestras vidas son mejores cuando respiramos hermandad, porque todos y cada uno vino a este mundo con la misión de contribuir en algo para que cada día sea mejor.

Sea pues esta hermosa y humana celebración, el punto de partida de una nueva comunidad inmigrante latinoamericana compenetrada con esta generosa y bondadosa nación estadounidense. Es la hora de aunar esfuerzos, aunar gratitudes, construir mejores ambientes para mejorar nuestra calidad de vida y la de las futuras generaciones.

Cualquiera de nosotros puede encontrar algo porque agradecer, desde lo humano hasta lo más natural y esencial: Existir, respirar, tener agua, tener tanto y no darnos cuenta, porque nos parece tan natural que ni siquiera lo valoramos. 

El Día de Acción de Gracias nos remite a que veamos nuestro entorno, y ver a otros hermanos nuestros que anhelarían lo que a nosotros nos parece más insignificante.

Alimentemos nuestra poderosa Fuerza Espiritual, y como decía San Agustín: “Fe es creer en lo que no se ve; y la recompensa es ver lo que uno cree.“

Demos gracias imperecederas a esta gran nación de inmigrantes porque se nos dará por voluntad de la Divinidad, un Nuevo Amanecer para nuestras familias y para toda nuestra hermandad. De nuestra actitud gratificante se hará el nuevo sendero para una Ley de Inmigración mas justa, mas humana, y mas digna con nuestra existencia.

Arnoby Betancourt
ESCUELA COMUNITARIA DE DERECHOS HUMANOS DE TEXAS

 

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