Les redujo el sueldo a sus militantes
Uno de los métodos usados por el Estado Islámico para reclutar militantes era ofrecerles casa para su familia, comida, un generoso salario y otros beneficios financieros. Tal discurso hizo eco en miles de jóvenes pobres de Turquía, Irak, Afganistán, Siria y Yemen, entre otros países. De acuerdo con exmiembros del grupo terrorista, la organización hacía pagos extras para quienes volaran carros u objetivos específicos o lograran golpes más contundentes. En promedio recibían entre US$200 y US$300 adicionales.
La suya es “una organización sostenible financieramente, con autonomía, que gana millones de dólares por la venta de petróleo y gas de los campos que controla, de los impuestos que recauda en su territorio y algunas actividades ilícitas como extorsión, contrabando y secuestro”, reportaban los informes de inteligencia de 2015.
“Teniendo en cuenta todos los bombardeos que hemos llevado a cabo contra la infraestructura económica y las fuentes de ingreso de los terroristas, pueden estar seguros de que EI está sintiendo la fuerza de los ataques en su chequera”, declaró el general Lloyd Agustín, jefe del Mando Central de Estados Unidos.
Según explica el periódico The Telegraph, desde hace unos meses la coalición liderada por Estados Unidos decidió atacar su músculo financiero. ¿Cómo? Enfocando sus bombardeos en instalaciones petroleras. “Hoy los bombardeos sobre sus campos de petróleo se repiten cada día, lo cual les impide reconstituir la capacidad de producción. Los oleoductos son de difícil reparación y las refinerías hay que reconstruirlas de nuevo. También han golpeado el transporte de crudo en camiones”, dice el diario.