Technology is advancing in leaps and bounds — and so is economic inequality, says writer Chrystia Freeland. In an impassioned talk, she charts the rise of a new class of plutocrats (those who are extremely powerful because they are extremely wealthy), and suggests that globalization and new technology are actually fueling, rather than closing, the global income gap. Freeland lays out three problems with plutocracy ... and one glimmer of hope.
La tecnología avanza a pasos agigantados – y al tiempo crece también la inigualadad económica. En una conferencia sin apasionamientos Chrystia Freeland describe el crecimiento de la nueva clase de plutócratas (aquellos que son extremadamente poderosos porque son extremadamente ricos) y sugiere que diversos factores políticos así como las nuevas tecnología y la globalización creciente estimulan efectivamente este fenómeno. A la vez que reconoce los beneficios que ha traído la modernidad, identifica tres problemas muy serios: (1) La tendencia al capitalismo de influencias, es decir la condición en la cual los que tienen riqueza se alían unos con otros y con los gobiernos para beneficiarse individualmente. El surgimiento de una nueva aristocracia en la cual los que tienen los privilegios de la educación y las influencias son los hijos de los económicamente poderosos de suerte que fuera de esta clase muy pocos tienen posibilidad de movilidad social y (3) El empobrecimiento de la clase media en la medida que con los avances de la tecnología desaparecen trabajos y oportunidades en otros tiempos disponibles. Además menciona también otros problemas como (1) el surgimiento de una plutocracia, donde los que tienen la riqueza también tienen el poder político para manipular lo que acontece en la sociedad. (2) La desconfianza de la gente en las instituciones tradicionales que se perciben como objeto de la manipulación de los super-ricos y (3) La inconformidad y el creciente descontento que puede generar mucho malestar social y amenazar el equilibrio y la convivencia pacífica.