Muchas páginas se han escrito sobre cuáles deben ser los métodos a seguir a la hora de interpretar la Biblia. Hay que atender al contexto histórico del texto, insisten muchos. Hay que analizar la gramática, también dicen. Hay que considerar las formas literarias presentes en el escrito, dicen otros. Es importante tomar en cuenta las costumbres y la cultura de los escritores originales, podríamos añadir. ¡Que la Biblia se interprete a sí misma! proclaman varios.
Aquí quiero proponer otro importantísimo elemento a tomar en cuenta en el trabajo hermenéutico: la adoración. Los textos bíblicos fueron escritos a partir de auténticas experiencias de adoración y con el fin de canalizar dichas experiencias en la comunidad. Difícilmente podremos apreciar su sentido cabal sin participar de la reverencia profunda que los inspiró y los mantuvo vivos en las congregaciones primigenias. En la Biblia hay celebración, admiración, asombro, encuentro contemplativo con Dios. Al leer la Biblia nos trasladamos a un plano de trascendencia fascinante que le da sentido y profundidad a nuestras vivencias cotidianas.
Tomemos por ejemplo, la carta a los Efesios. Apenas termina el saludo y nos encontramos con un torrente de alabanzas, seguido de acciones de gracias e intercesiones. Es más, no termina la contemplación de los portentosos hechos de Dios, que el escritor vislumbra por medio de la fe, hasta llegar al capítulo 3. Ahí, en sólo trece versos, el escritor pone en perspectiva los viajes y labores de Pablo a la luz de la contemplación anterior y cae otra vez de rodillas. Así los capítulos 4 al 6 se desprenden fácil y naturalmente como una extensión en la vida y las circunstancias de cada día de la magnifica adoración que introdujeron los tres primeros capítulos. ¡La vida se concibe en Efesios como una continua adoración a Dios! Finalmente, la carta termina, después de una breve mención de Tíquico, con una corta y sustancia plegaria. En la carta a los Efeisos se respira adoración por todos lados.
El siguiente video nos invita a participar de la alabanza de los primeros 14 versos de la carta. Están por estrofas y hemos intercalado las estrofas de un canto conocido después de cada estrofa de lectura. Lea las estrofas en azul pausada y contemplativamente. Entone las estrofas del canto en rojo. Hágalo usted sólo. Hágalo luego en familia. Hágalo en comunidad. Comparta la experiencia. ¿Se enriqueció su comprensión de esta sección de Efesios? ¿Cómo?
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